domingo, 1 de novembro de 2009

PROVOCAÇÃO SOBRE PROPOSTAS PARA 2010


Para quem achar que o governo que sair das urnas de 2010 deveria partir para uma funda revisão não apenas de olho no pós-crise, mas e também no pós-ditadura, o texto, abaixo, que o prof. Simon apresenta como prólogo ao livro de José Joaquín Brunner, que trata da questão mercado/univesidade no Chile, pode servir de excelente provocação, já que trás implícitos debates que são essenciais também aqui no Brasil. Existe ai uma pauta de debates que deveria ser nossa, também.


Demetrio Carneiro



EDUCACIÓN SUPERIOR EN CHILE: INSTITUCIONES, MERCADOS Y POLÍTICAS GUBERNAMENTALES, 1967-2007

José Joaquín Brunner

PRÓLOGO

Quien no conoce a José Joaquín Brunner solo verá en este libro su lado académico y podrá sacar provecho de la organización brillante que hace del emergente campo de estudios sobre los mercados académicos y su aplicación para la reconstitución y el análisis minucioso de la historia de la educación superior en Chile durante los últimos 40 años.

Chile tiene de especial el hecho de haber sido, a partir de 1980, el país que avanzó más rápidamente en la tentativa de situar a sus instituciones de educación superior en un régimen pleno de mercado; sin embargo esta dirección no es excepcional. Por el contrario, en todo el mundo la educación privada crece; las instituciones públicas y privadas se disputan recursos, alumnos y prestigio en diferentes ámbitos, y los desafíos que enfrentan la sociedad y el gobierno chileno --acerca de cómo hacer para que la educación superior se vuelva más pertinente para la economía y la cultura, cree mayor igualdad de oportunidades y use eficientemente los recursos-- son los mismos en todas partes.

Pero Brunner no es tan solo un observador y estudioso de este proceso. También lo ha protagonizado: como dirigente estudiantil a mediados de los años 60, exonerado de su universidad por el régimen de Pinochet en 1973, activo participante en la movilización por el plebiscito que pone fin al régimen militar en 1990, coordinador del proyecto de modernización de la educación superior en los años siguientes y, a partir de ahí, personalidad activa y presente en todos los aspectos de la vida política e intelectual de su país, ya sea en el gobierno como ministro de Estado y coordinador de comisiones nacionales de licenciamiento y acreditación de instituciones educacionales, entre otras, ya sea --y ante todo-- como intelectual, investigando, escribiendo y discutiendo ideas.

Este lado militante y participativo ayuda a comprender que Brunner decidiera escribir este libro desde la perspectiva de los mercados universitarios para polemizar con el pensamiento más tradicional sobre este asunto, pensamiento que mira a la educación superior solamente desde la perspectiva de las universidades estatales a pesar de que, cada vez más, ella está dominada por instituciones privadas y autónomas, universitarias y no universitarias.

En este sentido, Chile, con cerca del 73 por ciento de sus estudiantes matriculado en instituciones privadas, no es diferente de Brasil, con el 75 por ciento; Japón, con el 75 por ciento; o Corea, con el 78 por ciento; y tiene una semejanza importante con Estados Unidos o México, países en los que el sector privado absorbe a cerca del 35 por ciento de los alumnos. Sin embargo, lo que Brunner llama ‘mercadización’ va más allá de la dicotomía entre lo público y lo privado. En todo el mundo, las universidades públicas también necesitan competir por proyectos, estudiantes, prestigio y recursos para docencia e investigación y, por esto, se organizan de forma cada vez más similar a las empresas, definiendo prioridades, estableciendo estrategias y buscando hacer más explícitas sus misiones.

Los gobiernos continúan financiando a las universidades y sus estudiantes, pero, si antes este financiamiento era total y automático, hoy tiende a ser parcial y condicionado a los resultados y a costos que puedan ser expresados en indicadores.

La tesis central del libro no es que la mercadización sea el mejor de los mundos posibles, en contraposición a quienes todavía creen que el mejor era el de las antiguas universidades financiadas totalmente con dinero público y que no necesitaban molestarse con demostrar que éste fuese bien utilizado.

Lo que Brunner prueba es que hoy no es posible comprender lo que sucede en la educación superior sin prestar atención a esta dimensión de mercado, que se combina, en diferentes grados, con los mecanismos de la autoridad y la regulación pública y con el poder de las oligarquías y las corporaciones universitarias para marcar, dentro del famoso “triángulo de Clark”, el lugar de los distintos países e instituciones en el ámbito de múltiples alternativas de gobernabilidad.

Detrás de este agnosticismo prudente es posible apreciar, sin embargo, que Brunner ve con buenos ojos el crecimiento de los mercados de educación superior, en claro contraste con aquellos que aún lo miran con recelo. Para comprender mejor, vale la pena recordar la tradición sociológica que, comenzando con Marx, ve en los mercados el mecanismo central de los procesos de desarrollo y modernización. Son famosos los pasajes de El Manifiesto Comunista de 1848 en los que Marx habla, con admiración, de la fuerza liberadora de la burguesía y la industrialización que destruye formas arcaicas de relaciones sociales, basadas en posiciones de status y prestigio, sustituyéndolas por posiciones de mercado:

La burguesía ha revelado que la brutal manifestación de fuerza en la Edad Media, tan admirada por la reacción, tenía su complemento natural en la más relajada holgazanería. Ha sido ella la primera en demostrar lo que puede realizar la actividad humana; ha creado maravillas muy distintas a las pirámides de Egipto, a los acueductos romanos y a las catedrales góticas, y ha realizado campañas muy distintas a las migraciones de los pueblos y a las Cruzadas1.

1 Karl Marx y Friedrich Engels, El Manifiesto Comunista (Traducción de Jesús Izquierdo Martín). México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2007, pp. 158-159.
 
Es con esta misma combinación de horror y admiración que Brunner debe haber observado las tentativas de los “Chicago Boys” del gobierno de Pinochet por destruir las bases tradicionales de funcionamiento de las universidades chilenas y situarlas de lleno en el mundo de la competencia y el mercado.

Por supuesto, para Marx este nuevo orden basado en el mercado y la explotación del trabajo traía consigo sus propios problemas y estaba condenado a ser superado por una sociedad nueva, más allá de los mercados y las mistificaciones del poder tradicional; una sociedad que entre tanto quedó relegada al reino de las utopías.

Desde entonces, sociólogos y economistas han tratado de explicar y resaltar las virtudes y el potencial de la racionalidad competitiva de los mercados. No han faltado quienes, sin embargo, como Shumpeter y Karl Polanyi, advierten también acerca de su potencial destructivo. Del mismo modo, Brunner nos señala la necesidad de entender y valorar lo positivo que puede haber en esta transición, de conocer sus problemas y de encontrar los mejores caminos, sin por ello volver atrás intentando reconstruir un orden institucional que nunca fue satisfactorio.

Fue Max Weber, sin embargo, quien transformó la narrativa histórica de la transición de lo tradicional a lo moderno en una herramienta analítica para comprender las tensiones, las contradicciones y la dinámica de las sociedades contemporáneas. Aprendemos de él que hay dos principios básicos de estratificación de la sociedad: uno basado en el prestigio, en el sistema de "status", y otro basado en el dinero, en el sistema de clases.

En una sociedad de status, la tierra, por ejemplo, no puede ser comercializada, puesto que ella es parte del status de la nobleza. En el sistema de mercado todo es una cuestión de precio. A quienes tienen dinero nuevo, adquirido en la industria o el comercio, les interesa destruir los privilegios del status; en cambio para aquellos que tienen posiciones de poder y dinero antiguos, nada hay peor y más amenazante que los mercados y los nuevos ricos.

Es fácil ver cómo estos conceptos se aplican a las universidades tradicionales, cerradas, organizadas en torno al status y prestigio de viejos profesores y antiguas profesiones, y los movimientos para crear un nuevo orden basado en la competencia en el mercado por estudiantes, proyectos, calidad de la investigación, financiamiento público y privado.

Es posible comparar los diferentes sistemas de autoridad y poder, como hace Brunner, en términos de los beneficios o perjuicios que traen a la sociedad --la calidad y cantidad de estudiantes bien preparados, la pertinencia de su formación y sus implicancias en términos de equidad social. También es posible realizar un análisis de las disputas entre los actores que luchan por mantener sus viejos privilegios de status y aquellos que intentan sustituirlos por nuevos sistemas de poder y autoridad basados en la libre competencia. Este análisis nos ayudará a comprender cómo es posible que mecanismos institucionales claramente disfuncionales, ineficaces y socialmente perversos, como los que prevalecen en muchas de nuestras instituciones de educación superior, se perpetúen.

Vivimos hoy una gran crisis de los mercados internacionales, y muchos, especialmente en América Latina, pensarán que se trata de una prueba de que la agenda de modernización de las instituciones públicas en la región, acusada de “neoliberal" y orientada a hacer más clara la relación entre el sector público y el privado, maximizar los beneficios de los mercados y delimitar su alcance, ha fracasado, justificando por lo tanto el retorno a las prácticas del pasado.

Amartya Sen, escribiendo sobre la crisis, acude a Adam Smith, al igual que Brunner, para mostrar cómo la economía de mercado no es ni puede ser absoluta, debe existir y funcionar dentro de marcos institucionales claros y estar asociada a políticas públicas que preserven los derechos humanos fundamentales de las personas como el acceso a los servicios de salud y educación. La conclusión de Amartya Sen para la economía en su conjunto, se aplica también a nuestros sistemas de educación superior y coincide precisamente con el espíritu de este libro:

No argumentaría yo que las crisis económicas contemporáneas hacen necesario un ‘nuevo capitalismo’ sino que demandan una comprensión nueva de ideas pretéritas como aquellas de Smith y, más próximas a nosotros, las de Pigou, muchas de las cuales han sido lamentablemente desatendidas. Lo que se necesita además es una lúcida comprensión de la manera real en que funcionan diferentes instituciones y cómo varias de ellas --desde el mercado hasta el Estado-- pueden ir más allá de las soluciones de corto plazo y contribuir a producir un mundo económico más decente2.

2 Amartya Sen, “Capitalism Beyond the Crisis”, New York Review of Books, Volume 56, Number 5, March 26, 2009.

Simón Schwartzman

Río de Janeiro, octubre 2009